LA VIRGEN
Del nombre de Rocinas, al título de Rocío
El título primitivo de la Virgen fue el de Ntra. Sra. de las
Rocinas, haciendo alusión al lugar donde comenzó a ser venerada. En 1653 el
pueblo de Almonte comienza a llamar a su Virgen con el título de Ntra. Sra. del
Rocío, como se establece en el preámbulo de las primitivas Reglas de la
Hermandad Matriz de 1758: “adorándose en aquel sitio con el nombre de la Virgen
de las Rocinas, título que con el tiempo, y no sin mística alusión, se ha
mudado en el admirable de Rocío”. En curiosa paradoja, el lugar pasa a ser
conocido desde entonces, con el nombre de la Virgen.
El nombre de Rocío se inspira en la liturgia de la Misa de
Pentecostés, que en la oración de post-comunión, compara la acción del Espíritu
Santo con la fecundidad del Rocío: “Sancti Spiritus, Domine, corda nostra mudet
infusio, et sui rori intima aspersione foecundent” (Que tu Espíritu Santo,
Señor, descienda sobre nosotros, purifique nuestros corazones y, con el suave
rocío de tu venida, los haga fecundos). En esta oración, la comparación entre
el rocío (rori) y el Espíritu Santo, está llena de contenido teológico y
bíblico.
Por este motivo, se hace también el traslado de su fiesta
del 12 de septiembre, al domingo, Solemnidad de Pentecostés, como establecen
las Reglas de la Hermandad Matriz, de 1758. Y también por ello, se invoca a la
Virgen del Rocío, como Blanca Paloma, en alusión al Espíritu Santo en forma de
paloma que preside sus andas procesionales.
Con estos acontecimientos el pueblo de Almonte quiso
significar que la Virgen del Rocío, es la Virgen del Espíritu Santo, la Virgen
de Pentecostés.
Iconografía de la Imagen de la Virgen.
La imagen de Nuestra Señora del Rocío, que vemos ataviada de
brocados y ricas telas bordadas, responde en su interior a una talla completa
fechable hacia finales del siglo XIII. Esto equivale a decir que se trata, por la
coincidencia cronológica, de aquella primitiva imagen que fuera colocada por
Alfonso X "El Sabio" hacia 1280, momento en que se erige la primera
Ermita.
A finales del siglo XVI o principios del XVII, siguiendo el
gusto de la época, la Virgen del Rocío, igual que a otras, se le adaptan
ropajes de telas sobre la talla para ser revestida.En el caso del Rocío parece ser que este cambio tiene lugar en la época en que los monjes mínimos de Almonte tienen su custodia.
Está vestida a la moda de los Austrias, como gran dama de la
corte, cuyo atuendo se compone de las siguientes prendas: basquiña o saya de
forma de campana sin pliegues ni arrugas, corpiño muy ajustado en el cuerpo y
la gola que se transforma en rostrillo. Las sobremangas, de gran amplitud, se adaptan
al brazo, dejándose ver debajo la manga. Sobre la cabeza se toca con el velo de
las vírgenes y desde los hombros arranca el manto.
Porta la Imagen una serie de atributos en orfebrería:
Ráfaga, cetro, corona y media luna, respondiendo a la descripción de la mujer
en el Apocalipsis de San Juan: " ... vestida de sol, coronada con doce
estrellas y la luna en los pies."
Es evidente que el resultado estético del cambio fue muy
positivo aunque los más ortodoxos de la época vieran con recelo tal cambio,
pero los nuevos valores catequéticos inspirados tras el concilio de Trento
fomentan una revisión también en el arte sacro. La sociedad, envuelta ya en
pleno siglo de oro, nada le dice la severidad de ese primer gótico.
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