VIRGEN DE BELÉN.
Imagen de candelero de 1.50 m. Fue realizada en el s. XVII,
pero la imagen que nos ha llegado hasta hoy es fruto de una intervención
profunda del s. XVIII. Su expresión dulce y gran modelado hacen de esta imagen
una de las obras más importantes de la Hermandad.
El leve giro de la
cabeza hacia la izquierda le otorga una singular majestad y elegancia; la boca
entreabierta dibujando una suave sonrisa, más interior que exterior, la nariz
recta de estilo helénica y la disposición de los ojos caídos y lánguidos, como
la arcada de sus cejas, prefiguran la alegría de la Gloria de Dios.
Posee en el brazo izquierdo una representación del Niño
Jesús de una perfección importante en el modelado y una maravillosa expresión.
La imagen se enmarca dentro del concepto de vírgenes de gloria. A lo largo de
la historia, la imagen ha sufrido varias intervenciones.
La primera
documentada fue por Emilio Pizarro en 1886. En 1989 Francisco Berlanga de Ávila
volvió a realizarle una intervención a la imagen mariana. La más importante fue
en 1990 tras el incendio de la Parroquia.
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